LO QUE ELLOS ESPERAN

Justo ahora puedo escuchar el llamado a la oración. Cinco veces al día, sin importar donde esté, oigo el llamado a la oración. Es un símbolo aplastante de la diferencia entre este país y los Estados Unidos. Todos los días se me recuerda que este país no es libre. Este país es musulmán y ser ciudadano de este país es ser musulmán. Las personas de aquí nacen como musulmanes, viven como musulmanes y mueren como musulmanes. No tienen elección.

En este país, nacería para los musulmanes y nacería musulmana. El gobierno esperaría que sea musulmana. Mis vecinos esperarían que sea musulmana. Mis padres esperarían que sea musulmana. Sin importar cuán rebelde fuera, nunca dejaría de ser musulmana. Sin importar lo que fuera, sería musulmana. El llamado a la oración es simplemente un recordatorio que el mundo espera que cada ciudadano ore cinco veces al día, en efecto, para ser musulmán. Todos esperan que todos sean musulmanes.

En Norteamérica, tenemos la elección. Nací entre cristianos, pero no nací cristiana. El gobierno no esperaba que sea cristiana. Mis vecinos no esperaban que sea cristiana. Mis padres me animaron a ser cristiana, abrigaban la esperanza que sea cristiana, pero no pensaban que de todas maneras sea cristiana. Nadie pensaba que de todas maneras sería cristiana.

¿Pero que si todos esperasen que fueses cristiano? Los puritanos fueron el fundamente sobre el cual se edificó el país. Ellos eran gente buena y piadosa, y basaron el gobierno de sus ciudades en principios bíblicos. Pero su gobierno tuvo un error fatal. Sólo un miembro cristiano de la iglesia podía ser un ciudadano completo. Al principio eso no parece algo malo y al principio no lo era, pero con la diversidad de gente que vino a Norteamérica y mientras nacían las generaciones de puritanos, las rajas en la religión obligatoria comenzaron a mostrarse.

Si alguien quería tener todos sus derechos, tenía que unirse a la iglesia, es así que muchos extranjeros clamaron ser cristianos a fin de hacerse de una vida en el nuevo mundo. No sólo eso, sino que no todos los hijos de los puritanos se convirtieron en verdaderos cristianos. Al final los puritanos instituyeron una ley a medias. Si nacías entre padres cristianos, podías ser un miembro de la iglesia con privilegios parciales, después de todo, si tenías padres cristianos, por lo menos serías medio cristiano. Vives aquí, debes ser cristiano.

En otras palabras, se esperaba que las personas fuesen cristianas.

Pero la belleza del Cristianismo es que involucra una elección. Un cristiano viene a Dios por su propia voluntad, porque el cristianismo no es una religión, es una relación. Cuando tal relación es obligatoria, entonces ya no es una verdadera relación. Ser cristiano se trata de lo que aceptamos, no de lo que esperamos.

Felizmente nuestros padres fundadores entendieron el error de los puritanos y pusieron la libertad de religión en la Constitución. Pero imagina si no lo hubieran hecho. O imagina si nuestros padres fundadores hubiesen sido musulmanes.

Imagine si no hubiera un lugar en Norteamérica en que no escuchemos el llamado a la oración.

Vayan con Dios

–Mira

Deja un comentario